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Murcia, 19 de Junio : 15.000 personas dicen No al Pacto del Euro . Democracia Real Ya.

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El Pacto del Euro

El 19 de abril, la Comisión de Economía y Asuntos Monetarios (ECON) del Parlamento Europeo aprobó seis paquetes de medidas para “fortalecer el control presupuestario y la coordinación de políticas económicas en la zona euro”. Medidas que serán aprobadas por el propio Parlamento en este mes de junio sin prácticamente tiempo para su discusión. Algunas de estas medidas consisten en la vinculación de los salarios a la productividad, aumentar la edad de jubilación y trasvasar fondos a los planes privados de pensiones, introducir en las Constituciones de los Estados la obligatoriedad de limitar los déficits públicos, establecer un calendario para la reducción de la Deuda Pública y disciplinar a los países con desequilibrios macroeconómicos graves, incluyendo la falta de competitividad pero no el paro. Paco Álvarez nos explica el tipo de medidas que se quieren adoptar y a quienes afectarán de manera directa. Visita http://noledigasamimadrequetrabajoenbolsa.blogspot.com

Dos cartas a las indignadas plazas del mundo…y mensajes desde el Agora de la Glorieta de Murcia. Democracia Real Ya

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Para el análisis :
Dos cartas a las personas que indignadas se reúnen en las Plazas del Mundo : 
de una demócrata anónima de la @acampadaalbacete :

Estimadas e indignadas plazas del mundo:
Soy parte de esto. Desde el breve escepticismo inicial, he sentido el sinfín de emociones que seguro todos reconocéis. La ilusión sustituyó a la duda cuando descubrimos a tantos miles de semejantes clamando democracia, y el orgullo sustituyó al miedo, y por fin una esperanza sana y legítima nos devolvió el objeto perdido: las cosas se pueden cambiar. Es de esa esperanza de la que hay que aferrarse ahora. El cuerpo nos dice que esto es distinto, nos pide que confiemos, pero también nos alerta;tal vez no haya más oportunidades, pues desde tan arriba uno no se sobrepone con facilidad a la caída.Esta carta es el intento de estar en todas partes a la vez, expresando la opinión donde sabemos que podemos hacerlo, en las plazas conquistadas, entre los ciudadanos que, seguro, la tomarán en consideración. Porque importa.
Hace poco escribía una amiga: “No nos temen porque saben que pensamos, y que, en consecuencia, todos tenemos opiniones diferentes”. Es cierto. Esto es un camino de no retorno, y solo parecen existir dos opciones: o el inacabable abanico de personalidades y opiniones acaba con nosotros, o consigue hacernos más fuertes,creando una unión, una base de pensamiento en la que todos coincidamos, y podamos reivindicar orgullosos. No permitamos a esos cínicos tener la razón.Estamos ahora tomando conciencia del poder del ciudadano que expresa sus ideas en el espacio público, que es nuestro, que siempre lo ha sido, pero que hasta hace poco lo habíamos olvidado. Somos los hijos de la democracia, esa de la que tanto nos han hablado, la del gobierno del pueblo; y estamos profundamente hartos de estar hartos. Sabemos del gran beneficio mutuo que puede conllevar el diálogo entre opiniones distintas, y aquí estamos, mostrándonos, sintiendo el placer de encontrar losargumentos de otros y también los nuestros propios. Entre nosotros, generaciones diferentes, pensamientos diferentes, colectivos diferentes, con, al menos, una cosa en común: Queremos una democracia palpable y real; y la manera de conseguirlo pasa por rescatar un
consenso de mínimos.  Necesitamos reivindicar el cambio que el máximo número de personaspueda sentir, en esencia, justo, legítimo y necesario.
Termino, por tanto, pidiendo que dejemos a un lado por un momento la exposición de nuestras variadas personalidades, y, en lugar de ello, expongamos a la sociedad nuestro plan de propuestas, elaborado con las ideas que defendemos los que estamos en las plazas, pero que consideramos que pueda defender la mayoría de lagente. Yo quiero lanzar únicamente dos:
La reforma de la Ley Electoral, aboliendo la ley D’Hondt, y la exigencia de listas abiertas
en las elecciones. Estas son las únicas indispensables para poder alcanzar, en un futuro, todas las demás propuestas.Consenso de mínimos como estandarte, como principal objetivo factible y como instrumento para que los castillos construidos en las plazas no se caigan desde el aire.
No hagamos mucho para pocos, sino poco para muchos.
Se despide, una demócrata anónima desde la @acampadaalbacete @democraciarealya
y
de Viçenc Navarro, Catedrático de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Pompeu Fabra (Barcelona, España)

CARTA A LAS PERSONAS QUE SE ESTÁN REUNIENDO EN LAS PLAZAS DE LAS CIUDADES Y PUEBLOS DE ESPAÑA PARA HACER UNA REFLEXIÓN COLECTIVA SOBRE LA DEMOCRACIA EXISTENTE EN NUESTRO PAÍS

Por Viçenc Navarro

En primer lugar agradezco las múltiples invitaciones que he recibido en los últimos días para participar en esta reflexión tan importante que estáis haciendo sobre políticas públicas alternativas a las políticas públicas que se están imponiendo a nuestra ciudadanía y sobre el proceso de cómo desarrollarlas. Esta última parte lleva inevitablemente al tema central de vuestra reflexión, es decir, a la necesaria y urgente democratización de las instituciones representativas que tenemos en nuestro país.

La edad no me permite atender a todas las invitaciones recibidas. Pero os envío estas notas escritas con rapidez, con la esperanza de que os lleguen y que os sean de utilidad si no ahora más adelante. Las pienso presentar en la Plaza Catalunya, aquí en Barcelona.

Debo comenzarlas con una nota de agradecimiento por lo que estáis haciendo. En este momento histórico sois descendientes de los millones de españoles que han luchado para tener democracia en este país. Y me estoy refiriendo concretamente a la generación de mis padres que lucharon y perdieron la guerra frente al fascismo. A los españoles de mi generación que luchamos contra la dictadura en los años cincuenta y sesenta en condiciones dificilísimas. Y a los que salieron también a la calle en los años setenta con movilizaciones populares que forzaron el fin de la dictadura. Aún cuando el dictador murió en la cama, la dictadura murió en la calle. Nunca deberíamos olvidar que estas movilizaciones forzaron el fin de la dictadura. La democracia no la trajo el Rey, sino la movilización de las clases populares y muy en especial de las clases trabajadoras de los distintos pueblos y naciones que constituyen España. Esto, perdonad que insista tanto en ello, no hay que olvidarlo nunca, pues ha existido y continúa existiendo un proyecto político exitoso de reescribir la historia y hacer olvidar a la juventud que la limitada democracia que tenemos no fue otorgada sino ganada por las movilizaciones populares que vosotros ahora continuáis.

Pero las fuerzas conservadoras controlaban y continúan controlando los aparatos del estado. Su dominio del proceso de Transición es responsable de las enormes limitaciones de nuestra democracia. De ahí que yo os agradezca en nombre de aquellas pasadas generaciones que vosotros continuéis esta lucha que otros iniciaron. Es necesario que las enormes barreras y obstáculos que limitan y ahogan a la democracia española desaparezcan y se permita así su desarrollo real.

De ahí la frivolidad (que a base de repetirse en los medios se ha convertido en un mero estereotipo) de que se os defina -como hacen gran número de medios de información– como antisistema. El que a un movimiento a favor de extender la democracia, se le defina como antisistema, dice mucho de la cultura escasamente democrática que se reproduce en tales medios, medios por cierto, que se caracterizan por su escasísima diversidad ideológica. Si vosotros sois antisistema, ello querrá decir que admiten explícitamente que no se consideran demócratas.

Vosotros sois los continuadores de la lucha de nuestros antepasados

Como muy bien habéis dicho en vuestros papeles, la democracia no es solo votar cada cuatro años. La democracia representativa debe basarse en un sistema electoral en el que el peso de cada ciudadano debe tener el mismo poder en elegir a sus representantes e influenciar sus políticas. Y ello no está ocurriendo en España. Y no está ocurriendo porque tal sistema electoral se diseñó durante la inmodélica Transición para discriminar a aquellas fuerzas políticas que lideraron la resistencia antifascista. Perjudicó a las izquierdas y sobre todo a los antecesores de IU, lo cual ha debilitado enormemente a todas las izquierdas. Estamos muy lejos de tener una democracia representativa basada en el principio de que el voto de cada ciudadano sea igual. Tenemos un sistema muy poco  representativo. No puede ser que la tercera fuerza política del país tenga sólo dos representantes en las Cortes Españolas. Esto, repito, debilita a todas las izquierdas.

Pero, dentro de la democracia representativa, hay que democratizar sus propios instrumentos, incluyendo a los partidos, que son –la mayoría- aparatos que se resisten a ello. Y esta situación perjudica enormemente a los partidos de izquierda y muy en particular a los partidos gobernantes a los cuales se les ves como meros partidos de profesionales del poder. Las bases de los partidos de izquierda tienen mayores exigencias éticas que las bases de los partidos de derechas. De ahí que los defectos existentes en los partidos de izquierda sean incluso más censurables, pues entra en conflicto con el sentir ético y democrático de aquellos que intentan representar.

Pero, como habéis muy bien señalado en vuestros documentos, la democracia es mucho más que la democracia representativa. Es también la democracia directa que puede tomar muchas formas, desde referéndums a formas asamblearias, cuyas expresiones de democracia son muy limitadas, casi inexistentes en España. Esta es la forma de democracia al que el establishment político se opone más. Y es ahí donde os aplaudo por haber enfatizado esta dimensión.

Pero permitidme que añada una nota que es fundamental y que define si un sistema es o no democrático y que os invite a que lo pongáis en el centro de vuestras exigencias democráticas y me  refiero a los medios de información. Una democracia no existe sin unos medios de información plurales, con clara diversidad ideológica que permitan y faciliten que cada ideología democrática tenga igual posibilidad de acceso a la población. Sin que ello exista, no hay democracia o la democracia es sumamente limitada, como es el caso de nuestro país. La diversidad ideológica en los mayores medios de información es enormemente limitada. Apenas hay, por ejemplo, rotativos, radio o televisión de izquierdas en España. Y a los que cuestionamos la sabiduría convencional nos es muy difícil tener acceso a los mayores medios, en los cuales estamos vetados o excluidos. Yo he vivido en varios países durante mi largo exilio (Suecia, Gran Bretaña y EEUU) y en ningún país he visto tan poca diversidad como en el nuestro. Hablar de los méritos de la nacionalización de la banca, por ejemplo, es difícil, sino imposible, hacerlo en España en los mayores medios. En ningún otro país esto ocurre. De ahí que un problema grave para el desarrollo de la democracia en España sean los medios de información.

Hay muchos otros elementos a cambiar, incluyendo la financiación de los partidos, el desarrollo de las listas electorales, la separación entre partidos y gobiernos, los aparatos de decisión dentro de los parlamentos, etc. etc., etc. La lista es muy larga y conseguirlo será un proceso largo y duro que ocurrirá en bases diarias. La lucha por la democracia no se termina el año A, en el día D, a la hora H. La lucha por la democracia se produce cada día. Y en  este proceso, lo que es importante es, a veces, más que la velocidad de cambio, la orientación de este cambio. Aunque para los que tenemos cierta edad, somos impacientes pues, nos gustaría ver los cambios antes de irnos.

Y una última observación.

Nos ha costado sangre, sudor y lágrimas llegar a tener la poca democracia que tenemos. Sé que lo que voy a decir no va a gustar a algunas personas de la audiencia. Las respeto, pero espero entiendan y simpaticen con mi postura, que es la de considerar la abstención electoral como un profundo error. En esta lucha por democratizar España, abstenerse en las elecciones es tirar la toalla. Y lo que es mucho peor, facilita la victoria del adversario, un adversario que tiene un enorme poder. Es más, es ser injusto poner a todos los partidos y a todos los políticos en la misma cesta. No es lo mismo hablar críticamente del establishment político (es decir de las élites que dominan el poder político) que hablar de todos los políticos, entre los cuales hay una enorme variedad. Y muchos, muchos políticos son personas decentes y comprometidas en representar a sus ciudadanos. Criticar a todos los partidos y a todos los políticos es negar, en sí la posibilidad de democracia. Hay partidos políticos a la izquierda de las izquierdas gobernantes que están discriminados por la ley electoral, por los medios, por la estructura de poder y que no votarlos significa añadir nuestras voces a esta discriminación. E incluso más, es también importante votar a las voces del partido  gobernante PSOE, que son críticas del gobierno Zapatero (por desgracia excesivamente raras). Es importante que tal partido cambie, pues sin cambio, España está condenada a estar monopolizada por las direcciones de los partidos, que aún cuando no son iguales –uno es peor que el otro- los dos no están respondiendo a las necesidades de las clases populares. Como amigo y antecesor vuestro, os pido que votéis a las izquierdas, que son las únicas que tenemos.

Y así termino mis palabras. Naturalmente que es un honor para mí poder poner mis conocimientos a vuestro servicio. Esto es lo que intento hacer desde que volví del exilio. Ponerlo al servicio de las clases populares de nuestro país. La lucha es larga y será dura pero, no tengo ninguna duda, que con el apoyo y simpatía popular que os sostiene venceréis, porque tenéis la razón de vuestro lado y convenceréis y ello por mucho que los establishment quieran marginaros definiéndoos como “utópicos”. En realidad, ser utópico es hoy en día en España, lo único real que existe. Gracias y adelante.

Democracia Real Ya. Murcia: La Glorieta sigue siendo un Agora. 22 de Mayo 2011.

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Aportaciones para el análisis:

Una plaza llamada democracia

Autor: Luis García Montero. PÚBLICO, 22 de Mayo de 2011

Necesita adjetivos la democracia? Depende del estado de sus cimientos. La democracia es un edificio que puede sostenerse por sí mismo, sin necesidad de adjetivos que lo apuntalen. Pero cuando empieza a fallar su seguridad, las cornisas se caen y la fachada se inclina peligrosamente, resulta necesario utilizar puntos de apoyo con adjetivos como real y participativa.

La democracia se ha ido quedando hueca por dentro. Su pérdida de energía y la renuncia apática de los ciudadanos no se debe a una estabilidad repetitiva. La rutina puede celebrarse como rasgo de normalidad en una historia cansada de sermones golpistas. Pero la espesura apática de estos años no soporta la explicación última de una saludable normalidad. Hay también una lepra corrosiva en los cimientos y en la vida de la comunidad. La brecha abierta entre la política de palacio y los problemas de la calle es la consecuencia de una perversión de la democracia. El olvido de lo que significa la representación cívica, el óxido de los aparatos partidistas, la connivencia con los poderes económicos y mediáticos, las tentaciones de corrupción establecidas como norma financiera de existencia, la falta de definición territorial del Estado, una politización de la justicia que obliga a la judicialización de la política, una ley electoral manipuladora que santifica el bipartidismo como sociedad de insultos mutuos y una demagogia cotidiana irresistible, han extendido la lepra. El acceso individual a la carrera política acabó entendiéndose como el sometimiento a una jerarquía de ambiciosas humillaciones. Los principios y los compromisos que habían caracterizado la cultura de resistencia contra la dictadura, fueron diluyéndose poco a poco en el deseo de ocupar un cargo y viajar en coche oficial desde los 25 años.

La brecha entre la política de palacio y los problemas de la calle es una perversión de la democracia

La mitología de la santa Transición española se ha ido alejando cada vez más de la realidad. Los padres de la patria defienden con mucho empeño su trabajo intachable en 1975. Más que para justificar las decisiones antiguas, muchas de ellas merecedoras de respeto por las dificultades de la época, la mitología de la Transición se ha querido utilizar en los últimos años para evitar los cambios constitucionales que exige la nueva realidad. Los viejos mandarines de la dictadura, momificados como restos de una época pasada, estaban muy fuera de lugar en el tardofranquismo. Un proceso parecido de momificación ha ocurrido con los símbolos y los representantes de la Transición, incapaces de entender la realidad de hoy. Cuando hablan del rey, los partidos, la memoria histórica o la democracia, se parecen a Matías Prats cantando por la radio un gol de posguerra en blanco y negro. Es un problema generacional. Pero es algo más. Al concebir la Transición como un modelo perfecto y un reino de procesos concluidos, facilitaron una versión española del final de la historia y del agotamiento de la política, convertida en simple ejercicio formal. El país confundió así su evolución con un mundo hedonista, lleno de modelos, pasarelas y personajes de telebasura. Ese era el papel reservado a los jóvenes. Y contra ese papel, empujada por una realidad muy poco amable, otra juventud se ha levantado exigiendo democracia real, es decir, una política relacionada con su presente y sus ilusiones.

Es una buena noticia que esto haya sucedido en época electoral y como una exigencia de dignificación democrática. Volvemos a la alegría de las primeras elecciones y a la reivindicación de los partidos como factor esencial de la democracia. ¿Pero qué partidos y qué democracia? La energía cívica de las plazas señala en una dirección. A mí no me preocupa la reconducción inmediata de este acontecimiento. Se equivocarán otra vez los partidos de izquierdas si quieren apropiarse con sus viejas estructuras de estos jóvenes, educados ya se nos había olvidado en democracia. Sería mejor que aprendiesen su lección y se la aplicaran por dentro para cimentar de nuevo sus edificios. No le podemos pedir al sistema lo que somos incapaces de cumplir en nuestra plaza. Los jóvenes no sólo han pretendido tomar las plazas. Han querido construir sus plazas, ordenar los espacios de forma democrática. Ellos avisan: quien no los deje soñar estará condenado a no dormir.

Texto íntegro del voto particular del juez Varela contra la decisión de la Junta Electoral

El voto particular lo firma Luciano Varela Castro, magistrado del Tribunal Supremo y miembro de la Junta Electoral Central. Me encanta especialmente el final: “(…) la pretensión de criminalizar, por ese solo hecho, a todos los que, participando en aquellas, enriquecen el debate político”. Tal cual.

Emito este voto particular desde el mayor de los respetos a mis compañeros de la Junta Electoral Central, pero también desde la más profunda de las discrepancias.

Hemos sido emplazados por la Abogacía del Estado a establecer un criterio que, según su expresión “permita actuar, de acuerdo con sus instrucciones, a las Autoridades Públicas”,.y por la Junta Electoral Provincial de Salamanca, que nos solicita “directrices a tener en cuenta para la concesión de autorización” respecto a una previa solicitud, amparada por el artículo 8 de la LO 9/1983 reguladora del derecho de reunión.

Ambas interpelaciones indican que se han producido resoluciones diferentes por diversas Juntas Electorales Provinciales, denegando unas la autorización, por diversos motivos, dándose otras por enteradas y, finalmente, alguna (JEP de Valencia), considerando que ninguna competencia tenía al respecto.

Comparto con mis compañeros que la JEC es competente para “unificar los criterios de las Juntas Electorales Provinciales” y que la competencia en relación a la celebración de manifestaciones en periodo electoral es de la Autoridad Gubernativa “salvo en el caso de los actos de campaña electoral”.

Pero precisamente la primera cuestión que debíamos resolver, para dar la exigible respuesta que reclama la Abogacía del Estado, al comunicarnos lo resuelto por la JEP de Valencia, es si “las concentraciones y reuniones a las que se refieren las consultas elevadas a esta Junta” (JEC), merecen la calificación jurídica de actos de campaña electoral.

Mi discrepancia con la mayoría deriva de que no se da una respuesta expresa a tal cuestión, con la consecuencia de omitir la obligada motivación. Y resulta cuestionable la equiparación y consideración –implícita en el acuerdo de la mayoría- de tales concentraciones con actos de campaña, dado el concepto legal de ésta (artículo. 50.4 de la LOREG) que requiere que el sujeto activo lo sean, precisa y exclusivamente, los candidatos, partidos, federaciones, coaliciones o agrupaciones y que los lleven a cabo con el fin específico de la captación de sufragios. Y no los ciudadanos libres que no protagonizan el procedimiento electoral.

Mi discrepancia deriva de esa falta de respuesta expresa a la petición de la Abogacía del Estado que, al indicar que una JEP resolvió de manera diversa a otras, requería uniformidad de criterio sobre cual sea la Administración competente para establecer las eventuales consecuencias jurídicas de la notificación del ejercicio del derecho de reunión a que se refiere el artículo 10 de la LO 9/1983. Es decir, para la eventual no autorización o modulación de la forma de ejercitar el derecho de reunión en un caso concreto

En segundo lugar, estimo que la declaración de que las reuniones y concentraciones a las que se refieren las consultas elevadas a la Junta (Electoral Central) no podrán celebrarse desde las cero horas del sábado 21 de mayo hasta las 24 horas del domingo 22 de mayo de 2011 “las concentraciones y reuniones a las que se refieren las consultas elevadas a esta Junta se aparta de las pautas a las que remite la constante doctrina del Tribunal Constitucional y caracterizan nuestra sociedad democrática.

Del examen de los escritos presentados en las Delegaciones del Gobierno de Valencia, Madrid y Salamanca, se deriva que los que los presentaron anuncian la pretensión de convalidar “un pacífico y espontáneo ejercicio del derecho de reunión” que tiene por objeto principal “hacer una llamada al ejercicio del voto responsable”

De tales antecedentes, únicos de los que la JEC tiene exacta comunicación y, por ello, única premisa lícitamente admisible de su conclusión, no puede derivarse la consideración de que aquellas concentraciones constituyan un acto de propaganda propio de campaña electoral en el sentido con el que la LOREG define dicho concepto.

La invocación, que hace el acuerdo de la mayoría, de la prohibición legal de actos coactivos contra la libertad del elector o de la petición de voto a favor de determinadas candidaturas o de su negación a otras, implica una previsión de hechos futuros que, además de no venir apoyada en dato objetivo alguno son, cuando menos, de aventurado pronóstico y que, por ello, no pueden justificar por sí solos una negación tan grave del ejercicio de un derecho fundamental.

Precisamente el carácter esencial de tal derecho para la consideración de la articulación política de una sociedad como realmente democrática, obliga a los poderes públicos a no ampararse en la “lábil línea divisoria entre los mensajes amenazantes y los que no lo son” pues es a los ciudadanos a los que compete el poder político de decidir cuales mensajes quieren recibir y qué valor quieren dar a cada uno de ellos “sin tutelas de ningún género” (STC 136/1999 fj 16)

El artículo 21.2 de la Constitución solamente legitima una causa de prohibición: cuando existan razones fundadas de alteración del orden público, con peligro para personas o bienes. La protección del orden público es de competencia excluyente de la autoridad gubernativa. Incluso durante el periodo electoral (Artículo 54.2 de la LOREG)

La prohibición legal de realizar actos de propaganda electoral, o cualquier acto de campaña electoral, durante la jornada previa a la celebración de elecciones no implica proscripción de manifestaciones con el objeto de dar lugar a debates políticos, cualquiera que sea la influencia que éstos puedan tener sobre las decisiones de los electores (STC 96/2010).

Es obvio que la exposición de ideas, de manera pública y colectiva, puede trascender a las decisiones de los electores. Pero cabe decir que, lejos de coartarlas, las enriquece porque las abastece de argumentos.

Si del debate se pasara, mediante actos concretos, a la conminación del elector, tales comportamientos, una vez individualizados, tienen específicas consecuencias jurídicas respecto de las personas a las que se les puedan imputar. Incluso de orden penal, conforme al artículo 144 de la LOREG.

La consideración de “las concentraciones y reuniones a las que se refieren las consultas elevadas a esta Junta” como actos de campaña electoral, y la prohibición de su realización en la jornada previa a la de votación, tiene como consecuencia la ilegítima limitación del ejercicio colectivo de un derecho – el de reunión- que es básico y corresponde a todo ciudadano libre en una sociedad democrática. Su injustificada limitación rompe con el principio de responsabilidad personal, que también caracteriza a las sociedades democráticas, trasladando la prohibición a quienes, al no realizar personalmente el acto prohibido, no pueden considerarse incursos en el presupuesto legal de la limitación del derecho.

Aunque es de esperar que, por sentido común, no derive en la pretensión de criminalizar, por ese solo hecho, a todos los que, participando en aquellas, enriquecen el debate político.

Luciano Varela Castro

La Glorieta se convierte en un Agora . Democracia Real, Murcia. 20/21 de Mayo 2011

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Desde el Agora de la Glorieta, tres aportaciones para el análisis:

Carmen Huete García
He estado esta mañana al mediodía. He firmado, he hablado con los acampados y con gente que pasaba por allí. Da vértigo, Matete, porque la gente lo ha captado todo perfectamente; la gente esta muy harta y quiere cambios para ya, no para dentro de 30 años. Y luego todos sin una palabra más alta que otra, sin un mal gesto, sin nada. Me siento toda rara y sorprendida de pensar que yo estuve (y estoy, claro) en el inicio de todo esto. Bueno, en realidad llevo más de media vida pero hasta ahora no veía el resultado. Es como si la presa que contenía todos los sentimientos de frustración, de desencanto, se le hubiese abierto una pequeñísima fisura y de repente ¡halaaaaaaaaaaaaa!, se desmorona toda la presa y toda la gran masa de agua fluye y lo inunda todo. Me gustaría ir esta tarde, pero una tiene la edad de sus articulaciones… y las mías están un pelín sobrecargadas. 😦 😦

Ordenar los acontecimientos y tratar de analizar lo acontecido me supone un ejercicio de esfuerzo revolucionario, pero tan necesario como respirar, pues es necesario imponer reflexión a tanto acontecimiento. Hace unos dos meses unas 200 personas trabajábamos en la Región, imagino que unos 2.000 a nivel estatal para que la manifestación del día 15 de mayo fuera un éxito. Con un manifiesto y unas propuestas redactadas, consensuadas y aceptadas por todos a nivel Estado, partimos hacia esa fecha olvidando incluso profesiones o familia, con el afán ciego de quien ha estado esperando la oportunidad de disparar al sistema desde una trinchera ciudadana y no desde un hoyo partidista. Mucho trabajo, 300 euros, el silencio de la prensa convencional y el uso de las redes sociales,  la manifestación en sí fue un éxito, recuerdo los abrazos que nos dimos, las lágrimas desatadas de todos nosotros, la sensación de haber creado un espacio y actitudes nuevas.

El lunes con el desalojo de Sol se arrancó la ira pacífica, desatándose la corriente colectiva de actuación y solidaridad a la que España está acostumbrada (Prestige, 11-M, Lorca, …) y sembrando las plazas de las ciudades de una cultura asamblearia y por el cambio.

Mis dudas al leer y escuchar a los acampados sean de Glorieta o de Sol, es ¿a qué cambio aspiras?, a una reforma electoral o a una reforma de la filosofía que impera en el sistema y que antepone el capital al ser humano. Ese es el quid de la cuestión, DRY señala claramente los enemigos y solicita revoluciones personales, colectivas y del sistema, no hay democracia real sin democracia económica («Juan Torres»).

Realmente lo que estamos viviendo estos días no es una revolución, mas bien una rebelión, pues el ámbito de la misma es escaso aún. Decía ayer que cuando en los barrios existan asambleas como las de la Glorieta entonces sí será revolución, los ecos de la misma apenas llegan a un kilómetro de las plazas ocupadas. Es un buen principio, pero que no nos adormezca el mass-media, la emoción del momento, la autocomplacencia, porque nos queda mucho por hacer, muchas conciencias que cambiar y un sistema al que este primer cañonazo sólo le ha hecho vibrar. No es la #spanishrevolution, es más bien la #spanishuprising.

Ahora nos queda ver con qué cañón y cuando le damos al sistema el segundo petardazo que haga vibrar de nuevo la estructura de esta cárcel de oro para unos y latón para otros. En eso estamos, y no es por falta ni de bronce ni de plomo, pues nos sobra. Sí tengo claras dos cosas, debe ser con un manifiesto y propuestas estatales consensuadas por todos los dinamizadores locales y el mismo día y a la misma hora.

«Es necesaria una Revolución Ética. Hemos puesto el dinero por encima del Ser Humano y tenemos que ponerlo a nuestro servicio. Somos personas, no productos del mercado. No soy sólo lo que compro, por qué lo compro y a quién se lo compro.» Manifiesto de Democracia Real ¡Ya!

Patricio Hernández Pérez

El acontecimiento

Lo que está ocurriendo en España es un verdadero acontecimiento, en el sentido que le dan algunos filósofos contemporáneos, como Alain Badiou, a este concepto. Un suceso inesperado que subvierte la hegemonía o sistema de creencias dominante y lo presenta como una construcción social a la que se le puede oponer otras que lo trasciendan amplíando el horizonte de lo posible. El pensamiento hegemónico coincide en nuestro país con la democracia ritualizada y vaciada de sentido y la aceptación de los dictados innegociables de la economía neoliberal que las élites del poder (político, económico, mediático) han impuesto sobre la sociedad haciendo una vez más verdad la vieja idea de que las ideas dominantes son siempre las de la clase dominante.

Y de pronto, irrumpe el acontecimiento. Miles de ciudadanos cuestionando el orden político y económico, la manipulación del lenguaje (”lo llaman democracia y no lo es”), el reduccionismo democrático de convocarnos una vez al cuatrienio y darnos además las cartas marcadas, la impunidad y el envilecimiento de la vida pública, la resignación aprendida y la servidumbre voluntaria de la ciudadanía.

Los grupos oligárquicos que se enseñorean del espacio colectivo, que lo creen incuestionablemente suyo y se lo reparten como tal, han quedado momentáneamente fuera de juego. Pero sólo por un momento, no lo olvidemos. La formidable coalición de intereses constituida alrededor de todos los que necesitan que nada cambie de verdad no tardará en reaccionar. Hay que temerles, son muy poderosos, se juegan mucho y no tiene escrúpulos, bien lo sabemos.

Frente a ellos hay una multitud decidida a exigir, a producir activamente cambios. Una gran cantidad de personas llenas de indignación y de determinación, lo que los dota, aún siendo una minoría muy numerosa, de una capacidad casi irresistible de transformación de la realidad. Un segmento de ciudadanos y ciudadanas de todas las edades, con un raro por inusual predominio de los jóvenes, que no aceptan reformas cosméticas, vagas promesas de arreglar sin fecha alguna cosa del estropicio generalizado en que vivimos.

Pero esta multitud es vulnerable. Su fortaleza es su diversidad, pero también puede explotarse como fuente de contradicciones. Su soberanía es su autogobierno, sus propias redes de comunicación que los emancipan del sistema mediático de información y persuasión. Pero éste intentará aislarles y deslegitimarles frente al resto de la sociedad. Ese resto inmenso intoxicado por el discurso hegemónico al que lo han hecho adicto. Las inercias de la dura realidad tal y como ha sido construida actuarán como resistencia al cambio. Será una mezcla bien medida de presión deslegitimadora y de espera en que aparezca la inevitable fatiga de la movilización permanente y que actúe como disolvente.

Este domingo oiremos repetir una y otra vez que el pueblo ha hablado y que los indignados nada representan. Se desatará la ofensiva postelectoral para acabar con la perturbación, con la amenaza de subvertir en orden de las cosas. Entonces habrá que mantener la resistencia, y defendernos con las armas a nuestro alcance: la irreductible imaginación y la ternura activa que sale espontáneamente de los concentrados, la incredulidad frente a los cuentos ya sabidos, la determinación de carácter de los que tienen bien poco que perder, y la ingenuidad inderrotable de los que ignoran el decreto que proclama que el mundo no se puede reformar.