“Camboya, Tierra de Esperanza“ de Gervasio Sánchez
A través de las fotografías de Gervasio Sánchez (Premio de Periodismo Rey de España 2009) y de los documentales de Oriol Gispert, la exposición pretende contribuir a un mejor conocimiento de la realidad en la que viven el pueblo camboyano.
La muestra pretende acercar al visitante a la realidad de este pequeño país del sudeste asiático cuyo pasado reciente está marcado por la tragedia. Camboya aún padece las secuelas de las tres décadas de conflictos que asolaron el país y en la actualidad continúa siendo uno de los países más afectados por las minas antipersona. Las nuevas generaciones se afanan sin embargo en superar el pasado. Instaurada la paz, Camboya mira hoy hacia adelante, y a pesar de tantos años de dolor y sufrimiento su población trabaja para construir un futuro mejor.
A través de las fotografías de Gervasio Sánchez (Premio de Periodismo Rey de España 2009) y los documentales de Oriol Gispert (La Lupa Produccions), la exposición pretende contribuir a un mejor conocimiento de la realidad en la que viven loscamboyanos. Estos documentos, que se presentan por primera vez en la muestra, reflejan desde muy cerca la vida cotidiana de los camboyanos.
La lucha por la superación de los menores mutilados por las minas antipersonas residentes en el Centro Arrupe de Battambang, el cultivo de los campos de arroz en Kumrieng, los esfuerzos por la generalización de la educación o las jornadas de pesca y trabajo en los pueblo flotantes situados en torno al Gran Lago Tonlé Slap centran algunas de las imágenes.
La exposición se divide en tres ámbitos:
MINAS, SIEMBRA DE DOLOR Un 40% del territorio de Camboya está afectado por las minas, situación que frena el desarrollo del país. Los estudios más optimistas hablan de entre cuatro y seis millones de minas todavía sin desactivar, es decir una por cada tres habitantes.
ARROZ, CAMPOS DE VIDA El 80% de los camboyanos viven en zonas rurales. El arroz, como en muchos países asiáticos, es el principal cereal de cultivo. Tal es su importancia que en la lengua jemer, el camboyano expresa “comer arroz” para designar nuestro genérico “comer”.
CONSTRUYENDO CAMINOS
En el contexto favorable del sudeste asiático, el crecimiento económico de Camboya es hoy en día un hecho real y esperanzador. El 38% de la población es menor de 15 años y esto, indudablemente, puede significar un gran impulso para el futuro, un gran salto hacia adelante.
Camboya, mirando hacia el futuro
Camboya es un país del sudeste asiático que limita al norte y al oeste con Tailandia, al norte con Laos y al este y al sur con Vietnam. Tiene una superficie de 176.520 km2 y su capital en Phnom Penh. Su población asciende a casi 14 millones de habitantes. De ellos, se estima que el 36% vive por debajo de la línea de la pobreza, aumentando este índice hasta el 42% en áreas rurales.
En la actualidad, Camboya se recupera de 30 años de guerra civil. Los años comprendidos entre 1975 y 1979 cambiaron drásticamente una población familiar y profundamente religiosa, convirtiéndola en una sociedad teñida de traición, violencia y humillación. El genocidio de Pol Pot alcanzó a más de dos millones de personas, cerca de un 30% de la población de Camboya.
El sufrimiento de Camboya se prolongó durante 10 años más por la ocupación vietnamita. Los Acuerdos de París de 1991 pusieron fin a la situación y el gobierno de transición de Naciones Unidas (UNTAC) permitió la repatriación de 350.000 refugiados,
dando paso, en 1993, a la celebración de las primeras elecciones democráticas y a la nueva Constitución que estableció una monarquía parlamentaria con Norodom Sihanuk como Rey. Camboya no conoció la paz hasta que las últimas facciones de los jemeres rojos entregaron las armas en diciembre de 1998.
El conflicto cesó definitivamente en 1998 dejando al país sumido en una situación de pobreza extrema, no solo en términos económicos, sino también en términos de infraestructuras, educación, sanidad y, más grave aún, en términos morales y espirituales. Ese año marcó el comienzo de la reconstrucción de Camboya. Hoy en día, este país del sudeste asiático afronta los desafíos que suponen la paz y el desarrollo humano.
Datos relevantes
Después de treinta años de guerras todavía quedan en Camboya millones de minas antipersona y bombas de racimo sepultadas bajo tierra.
Incluso la cifra de los supervivientes arroja una estadística atroz: uno de cada doscientos treinta camboyanos es discapacitado.
Después del genocidio, apenas quedan médicos en Camboya, país que sufre especialmente de SIDA, tuberculosis ósea y poliomielitis. Sólo el 50% de la población tiene acceso a servicios de salud. El número de médicos por cada 1.000 habitantes es de 0,1.
La media del núcleo familiar es de 5-6 personas. La tasa nacional de fertilidad es de 4,1 hijos por mujer, superándose en un punto la tasa en zonas rurales respecto a las zonas urbanas (4,3 y 3,3 respectivamente);
Se calcula que el 50% de la población es menor de 18 años; la esperanza de vida apenas sobrepasa los cincuenta año
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